אֵיכָה Lamentaciones

CAPÍTULOS 1 2 3 4 5
Capítulo 1
LBLA
1 ¡Cómo ha quedado solitaria la ciudad populosa! Se ha vuelto como viuda la grande entre las naciones; la princesa entre las provincias ha venido a ser tributaria.
2 Amargamente llora en la noche, y sus lágrimas están sobre sus mejillas; no tiene quien la consuele de todos sus amantes; todos sus amigos le han sido infieles, se le han vuelto enemigos.
3 Judá ha ido al destierro, a causa de la aflicción y de la dura servidumbre. Ella habitó entre las naciones, pero no halló descanso; todos sus perseguidores la alcanzaron en medio de sus angustias.
4 Los caminos de Sión están de duelo porque no hay quien venga a las fiestas solemnes; todas sus puertas están desoladas, sus sacerdotes gimen, sus vírgenes están afligidas, y ella misma sufre amargamente.
5 Sus adversarios han llegado a ser sus amos, sus enemigos prosperan, porque el Señor la ha afligido por la multitud de sus transgresiones; sus pequeños han ido al cautiverio delante del adversario.
6 De la hija de Sión ha desaparecido todo su esplendor. Sus príncipes son como ciervos que no hallan pasto, y andan sin fuerzas delante del perseguidor.
7 En los días de su aflicción y de su vagar, Jerusalén se acuerda de todos sus tesoros que fueron suyos desde los días de antaño. Cuando su pueblo cayó en mano del adversario, y no hubo quien la ayudara, los adversarios la vieron y se burlaron de su ruina.
8 Jerusalén pecó gravemente, por tanto ha llegado a ser impura; todos los que la honraban la desprecian, porque han visto su desnudez; también ella gime y se vuelve atrás.
9 Su inmundicia está en sus faldas; no se acordó de su fin. Por eso ha caído asombrosamente; no tiene quien la consuele. Mira, oh Señor, mi aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido.
10 El adversario ha extendido su mano sobre todos sus tesoros; pues ella ha visto entrar a las naciones en su santuario, aquellas de quienes mandaste que no entraran en tu congregación.
11 Todo su pueblo gime buscando pan; han dado sus tesoros por comida para recobrar el aliento. Mira, oh Señor, y contempla, porque he llegado a ser despreciada.
12 ¿No os conmueve a todos vosotros que pasáis por el camino? Mirad y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido, con el cual el Señor me ha afligido en el día de su ardiente ira.
13 Desde lo alto envió fuego en mis huesos, y los dominó; tendió una red a mis pies, me hizo volver atrás. Me dejó desolada, enferma todo el día.
14 El yugo de mis transgresiones ha sido atado; por su mano han sido entretejidas, han subido sobre mi cuello; ha hecho que mi fuerza desfallezca. El Señor me ha entregado en manos contra las cuales no puedo resistir.
15 El Señor ha hollado a todos mis valientes en medio de mí; ha convocado contra mí una asamblea para quebrantar a mis jóvenes. El Señor ha pisado como en lagar a la virgen hija de Judá.
16 Por esto lloro; mis ojos, mis ojos fluyen aguas, porque lejos de mí está el consolador, el que da aliento a mi alma. Mis hijos están desolados porque el enemigo ha prevalecido.
17 Sión extiende sus manos; no hay quien la consuele. El Señor ha dado órdenes contra Jacob para que sus adversarios lo rodeen; Jerusalén ha llegado a ser impura entre ellos.
18 Justo es el Señor, porque me rebelé contra su mandato. Oíd ahora, todos los pueblos, y ved mi dolor; mis vírgenes y mis jóvenes han ido al cautiverio.
19 Llamé a mis amantes, pero ellos me engañaron; mis sacerdotes y mis ancianos expiraron en la ciudad, mientras buscaban comida para sí para recobrar el aliento.
20 Mira, oh Señor, que estoy angustiada; mis entrañas están agitadas, mi corazón está trastornado dentro de mí, porque muy rebelde he sido. Afuera la espada ha privado de hijos; adentro es como la muerte.
21 Oyeron que yo gimo; no hay quien me consuele. Todos mis enemigos han oído de mi mal; se alegran porque tú lo has hecho. Oh, que traigas el día que has anunciado, para que sean como yo.
22 Venga delante de ti toda su maldad, y haz con ellos como has hecho conmigo por todas mis transgresiones; porque muchos son mis gemidos, y mi corazón está desfallecido.
WLC
1 אֵיכָ֣ה ׀ יָשְׁבָ֣ה בָדָ֗ד הָעִיר֙ רַבָּ֣תִי עָ֔ם הָיְתָ֖ה כְּאַלְמָנָ֑ה רַבָּ֣תִי בַגֹּויִ֗ם שָׂרָ֙תִי֙ בַּמְּדִינֹ֔ות הָיְתָ֖ה לָמַֽס׃
2 בָּכֹ֨ו תִבְכֶּ֜ה בַּלַּ֗יְלָה וְדִמְעָתָהּ֙ עַ֣ל לֶֽחֱיָ֔הּ אֵֽין־לָ֥הּ מְנַחֵ֖ם מִכָּל־אֹהֲבֶ֑יהָ כָּל־רֵעֶ֙יהָ֙ בָּ֣גְדוּ בָ֔הּ הָ֥יוּ לָ֖הּ לְאֹיְבִֽים׃
3 גָּֽלְתָ֨ה יְהוּדָ֤ה מֵעֹ֙נִי֙ וּמֵרֹ֣ב עֲבֹדָ֔ה הִ֚יא יָשְׁבָ֣ה בַגֹּויִ֔ם לֹ֥א מָצְאָ֖ה מָנֹ֑וחַ כָּל־רֹדְפֶ֥יהָ הִשִּׂיג֖וּהָ בֵּ֥ין הַמְּצָרִֽים׃
4 דַּרְכֵ֨י צִיֹּ֜ון אֲבֵלֹ֗ות מִבְּלִי֙ בָּאֵ֣י מֹועֵ֔ד כָּל־שְׁעָרֶ֙יהָ֙ שֹֽׁומֵמִ֔ין כֹּהֲנֶ֖יהָ נֶאֱנָחִ֑ים בְּתוּלֹתֶ֥יהָ נּוּגֹ֖ות וְהִ֥יא מַר־לָֽהּ׃
5 הָי֨וּ צָרֶ֤יהָ לְרֹאשׁ֙ אֹיְבֶ֣יהָ שָׁל֔וּ כִּֽי־יְהוָ֥ה הֹוגָ֖הּ עַ֣ל רֹב פְּשָׁעֶ֑יהָ עֹולָלֶ֛יהָ הָלְכ֥וּ שְׁבִ֖י לִפְנֵי־צָֽר׃
6 וַיֵּצֵ֥א מִבַּת־צִיֹּ֖ון כָּל־הֲדָרָ֑הּ הָי֣וּ שָׂרֶ֗יהָ כְּאַיָּלִים֙ לֹא־מָצְא֣וּ מִרְעֶ֔ה וַיֵּלְכ֥וּ בְלֹא־כֹ֖חַ לִפְנֵ֥י רֹודֵֽף׃
7 זָֽכְרָ֣ה יְרוּשָׁלִַ֗ם יְמֵ֤י עָנְיָהּ֙ וּמְרוּדֶ֔יהָ כֹּ֚ל מַחֲמֻדֶ֔יהָ אֲשֶׁ֥ר הָי֖וּ מִ֣ימֵי קֶ֑דֶם בִּנְפֹ֧ל עַמָּ֣הּ בְּיַד־צָ֗ר וְאֵ֤ין עֹוזֵר֙ לָ֔הּ רָא֣וּהָ צָרִ֔ים שָׂחֲק֖וּ עַ֥ל מִשְׁבַּתֶּֽהָ׃
8 חֵ֤טְא חָֽטְאָה֙ יְר֣וּשָׁלִַ֔ם עַל־כֵּ֖ן לְנִידָ֣ה הָיָ֑תָה כָּֽל־מְכַבְּדֶ֤יהָ הִזִּיל֙וּהָ֙ כִּי־רָא֣וּ עֶרְוָתָ֔הּ גַּם־הִ֥יא נֶאֶנְחָ֖ה וַתָּ֥שָׁב אָחֹֽור׃
9 טֻמְאָתָ֣הּ בְּשׁוּלֶ֗יהָ לֹ֤א זָֽכְרָה֙ אַחֲרִיתָ֔הּ וַתֵּ֣רֶד מַזְכִּירֹ֔ות אֵ֥ין מְנַחֵ֖ם לָ֑הּ רְאֵ֤ה יְהוָה֙ אֶת־עָנְיִ֔י כִּ֥י גִדַּ֖ל אֹויֵֽב׃
10 יָדֹ֤ו פָּֽרְשׂוּ֙ צָ֣ר עַל־כָּל־מַחֲמַדֶּ֔יהָ כִּֽי־רָאֲתָ֤ה גֹּויִם֙ בָּ֣אוּ מִקְדָּשָׁ֔הּ אֲשֶׁ֣ר צִוִּ֔יתָה לֹא־יָבֹ֥אוּ בַקָּהָ֖ל לָֽךְ׃
11 כָּל־עַמָּ֤הּ נֶאֱנָחִים֙ מְבַקְּשִׁ֣ים לֶ֔חֶם נָתְנ֧וּ מַחֲמַדֵּיהֶ֛ם בְּאֹ֖כֶל לְהָשִׁ֣יב נָ֑פֶשׁ רְאֵ֤ה יְהוָה֙ וְֽהַבִּ֔יטָה כִּ֥י הָיִ֖יתִי זֹולֵלָֽה׃
12 לֹ֧א אֲלֵיכֶ֛ם כָּל־עֹ֥בְרֵי דֶ֖רֶךְ הַבִּ֣יטוּ וּרְא֑וּ אִם־יֵ֤שׁ מַכְאֹוב֙ כְּמַכְאֹבִ֔י אֲשֶׁ֥ר עֹולַ֖ל לִ֑י אֲשֶׁר֙ הֹוגָ֣ה יְהוָ֔ה בְּיֹ֖ום חֲרֹ֥ון אַפֹּֽו׃
13 מִמָּרֹום֩ שָֽׁלַח־אֵ֨שׁ בְּעַצְמֹתַ֜י וַיִּרְדֶּ֗נָּה פָּרַ֨שׂ רֶ֤שֶׁת לְרַגְלַי֙ הֱשִׁיבַ֣נִי אָחֹ֔ור נְתָנַ֙נִי֙ שֹֽׁמֵמָ֔ה כָּל־הַיֹּ֖ום דָּוָֽה׃
14 נִשְׂקַד֩ עֹ֨ל פְּשָׁעַ֜י בְּיָדֹ֗ו יִשְׂתָּֽרְג֛וּ עָל֥וּ עַל־צַוָּארִ֖י הִכְשִׁ֣יל כֹּחִ֑י נְתָנַ֣נִי אֲדֹנָ֔י בִּידֵ֖י לֹא־אוּכַ֥ל קֽוּם׃
15 סִלָּ֨ה כָל־אַבִּירַ֤י ׀ אֲדֹנָי֙ בְּקִרְבִּ֔י קָרָ֥א עָלַ֛י מֹועֵ֖ד לִשְׁבֹּ֣ר בַּחוּרָ֑י גַּ֚ת דָּרַ֣ךְ אֲדֹנָ֔י לִבְתוּלַ֖ת בַּת־יְהוּדָֽה׃
16 עַל־אֵ֣לֶּה ׀ אֲנִ֣י בֹוכִיָּ֗ה עֵינִ֤י ׀ עֵינִי֙ יֹ֣רְדָה מַּ֔יִם כִּֽי־רָחַ֥ק מִמֶּ֛נִּי מְנַחֵ֖ם מֵשִׁ֣יב נַפְשִׁ֑י הָי֤וּ בָנַי֙ שֹֽׁומֵמִ֔ים כִּ֥י גָבַ֖ר אֹויֵֽב׃
17 פֵּֽרְשָׂ֨ה צִיֹּ֜ון בְּיָדֶ֗יהָ אֵ֤ין מְנַחֵם֙ לָ֔הּ צִוָּ֧ה יְהוָ֛ה לְיַעֲקֹ֖ב סְבִיבָ֣יו צָרָ֑יו הָיְתָ֧ה יְרוּשָׁלִַ֛ם לְנִדָּ֖ה בֵּינֵיהֶֽם׃
18 צַדִּ֥יק ה֛וּא יְהוָ֖ה כִּ֣י פִ֣יהוּ מָרִ֑יתִי שִׁמְעוּ־נָ֣א כָל־עמים וּרְאוּ֙ מַכְאֹובִ֔י בְּתוּלֹתַ֥י וּבַחוּרַ֖י הָלְכ֥וּ בַשֶּֽׁבִי׃
19 קָרָ֤אתִי לַֽמְאַהֲבַי֙ הֵ֣מָּה רִמּ֔וּנִי כֹּהֲנַ֥י וּזְקֵנַ֖י בָּעִ֣יר גָּוָ֑עוּ כִּֽי־בִקְשׁ֥וּ אֹ֙כֶל֙ לָ֔מוֹ וְיָשִׁ֖יבוּ אֶת־נַפְשָֽׁם׃
20 רְאֵ֨ה יְהוָ֤ה כִּֽי־צַר־לִי֙ מֵעַ֣י חֳמַרְמָ֔רוּ נֶהְפַּ֤ךְ לִבִּי֙ בְּקִרְבִּ֔י כִּ֥י מָרֹ֖ו מָרִ֑יתִי מִח֥וּץ שִׁכְּלָה־חֶ֖רֶב בַּבַּ֥יִת כַּמָּֽוֶת׃
21 שָׁמְע֞וּ כִּ֧י נֶאֱנָחָ֣ה אָ֗נִי אֵ֤ין מְנַחֵם֙ לִ֔י כָּל־אֹ֨יְבַ֜י שָׁמְע֤וּ רָֽעָתִי֙ שָׂ֔שׂוּ כִּ֥י אַתָּ֖ה עָשִׂ֑יתָ הֵבֵ֥אתָ יֹום־קָרָ֖אתָ וְיִֽהְי֥וּ כָמֹֽונִי׃
22 תָּבֹ֨א כָל־רָעָתָ֤ם לְפָנֶ֙יךָ֙ וְעֹולֵ֣ל לָ֔מוֹ כַּאֲשֶׁ֥ר עֹולַ֛לְתָּ לִ֖י עַ֣ל כָּל־פְּשָׁעָ֑י כִּֽי־רַבֹּ֥ות אַנְחֹתַ֖י וְלִבִּ֥י דַוָּֽי׃
Capítulo 2
LBLA
1 ¡Cómo ha cubierto de nubes el Señor en su furor a la hija de Sión! Ha arrojado del cielo a la tierra la gloria de Israel, y no se ha acordado del estrado de sus pies en el día de su furor.
2 El Señor ha devorado sin compasión todas las moradas de Jacob; en su furor ha derribado las fortalezas de la hija de Judá; las ha echado por tierra, ha profanado el reino y sus príncipes.
3 En el ardor de su ira ha destruido todo el poderío de Israel; ha retirado su diestra delante del enemigo, y ha ardido en Jacob como llama de fuego que devora en derredor.
4 Ha tensado su arco como enemigo, ha afirmado su diestra como adversario, y ha matado a todos los que eran agradables a la vista; en la tienda de la hija de Sión ha derramado su furor como fuego.
5 El Señor se ha portado como enemigo; ha devorado a Israel, ha devorado todos sus palacios, ha destruido sus fortalezas, y ha multiplicado en la hija de Judá el lamento y el gemido.
6 Ha demolido su tabernáculo como una huerta, ha destruido su lugar de reunión; el Señor ha hecho olvidar en Sión fiesta solemne y día de reposo, y en el furor de su ira ha despreciado al rey y al sacerdote.
7 El Señor ha desechado su altar, ha abandonado su santuario; ha entregado en mano del enemigo los muros de sus palacios. Han dado voces en la casa del Señor como en el día de fiesta solemne.
8 El Señor determinó destruir el muro de la hija de Sión; extendió cordel, no retrajo su mano de destruir, e hizo que lloraran el antemuro y el muro; juntos se han desmoronado.
9 Sus puertas han sido hundidas en tierra; El ha destruido y quebrado sus cerrojos. Su rey y sus príncipes están entre las naciones; no hay ley. También sus profetas no hallan visión de parte del Señor.
10 Se sientan en el suelo, callan los ancianos de la hija de Sión; han echado polvo sobre sus cabezas, se han ceñido de sacos; las vírgenes de Jerusalén han inclinado sus cabezas a tierra.
11 Mis ojos están consumidos por las lágrimas, mis entrañas están agitadas, mi corazón se derrama en tierra por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo, cuando desfallecen el niño y el lactante en las plazas de la ciudad.
12 A sus madres dicen: ¿Dónde está el trigo y el vino?, cuando desfallecen como heridos en las plazas de la ciudad, cuando exhalan su alma en el seno de sus madres.
13 ¿Qué te testificaré? ¿A qué te compararé, oh hija de Jerusalén? ¿A qué te asemejaré para consolarte, oh virgen hija de Sión? Porque grande como el mar es tu quebrantamiento; ¿quién te sanará?
14 Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; y no descubrieron tu iniquidad para apartar tu cautiverio, sino que te vieron oráculos vanos y engañosos.
15 Todos los que pasan por el camino batieron palmas contra ti; silbaron y movieron su cabeza sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es ésta la ciudad de la que decían: "Es la perfección de la hermosura, el gozo de toda la tierra"?
16 Todos tus enemigos abrieron su boca contra ti; silbaron y rechinaron los dientes, dijeron: ¡La hemos devorado! Ciertamente éste es el día que esperábamos; lo hemos hallado, lo hemos visto.
17 El Señor ha hecho lo que había determinado; ha cumplido su palabra que decretó desde los días de antaño; ha demolido sin compasión, ha hecho que el enemigo se alegre de ti, ha exaltado el poder de tus adversarios.
18 Su corazón clamó al Señor: Oh muro de la hija de Sión, deja correr lágrimas como torrente día y noche; no te des reposo, no cesen las pupilas de tus ojos.
19 Levántate, da voces en la noche al comienzo de las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos a El por la vida de tus pequeñitos que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.
20 Mira, oh Señor, y considera a quién has tratado así. ¿Han de comer las mujeres su fruto, los pequeñitos a quienes criaron? ¿Han de ser muertos en el santuario del Señor el sacerdote y el profeta?
21 Yacen por tierra en las calles el niño y el anciano; mis vírgenes y mis jóvenes han caído a espada; los has matado en el día de tu ira, has degollado sin compasión.
22 Has convocado como en día de fiesta solemne a mis terrores por todas partes; y en el día de la ira del Señor no hubo quien escapara ni quedara vivo. A los que crié y crie, mi enemigo los acabó.
WLC
1 אֵיכָה֩ יָעִ֨יב בְּאַפֹּ֤ו ׀ אֲדֹנָי֙ אֶת־בַּת־צִיֹּ֔ון הִשְׁלִ֤יךְ מִשָּׁמַ֙יִם֙ אֶ֔רֶץ תִּפְאֶ֖רֶת יִשְׂרָאֵ֑ל וְלֹא־זָכַ֥ר הֲדֹם־רַגְלָ֖יו בְּיֹ֥ום אַפֹּֽו׃
2 בִּלַּ֨ע אֲדֹנָ֜י לא וְלֹ֣א חָמַ֗ל אֵ֚ת כָּל־נְאֹ֣ות יַעֲקֹ֔ב הָרַ֧ס בְּעֶבְרָתֹ֛ו מִבְצְרֵ֥י בַת־יְהוּדָ֖ה הִגִּ֣יעַ לָאָ֑רֶץ חִלֵּ֥ל מַמְלָכָ֖ה וְשָׂרֶֽיהָ׃
3 גָּדַ֣ע בָּֽחֳרִי־אַ֗ף כֹּ֚ל קֶ֣רֶן יִשְׂרָאֵ֔ל הֵשִׁ֥יב אָחֹ֛ור יְמִינֹ֖ו מִפְּנֵ֣י אֹויֵ֑ב וַיִּבְעַ֤ר בְּיַעֲקֹב֙ כְּאֵ֣שׁ לֶֽהָבָ֔ה אָכְלָ֖ה סָבִֽיב׃
4 דָּרַ֨ךְ קַשְׁתֹּ֜ו כְּאֹויֵ֗ב נִצָּ֤ב יְמִינֹו֙ כְּצָ֔ר וַֽיַּהֲרֹ֔ג כֹּ֖ל מַחֲמַדֵּי־עָ֑יִן בְּאֹ֙הֶל֙ בַּת־צִיֹּ֔ון שָׁפַ֥ךְ כָּאֵ֖שׁ חֲמָתֹֽו׃
5 הָיָ֨ה אֲדֹנָ֤י ׀ כְּאֹויֵב֙ בִּלַּ֣ע יִשְׂרָאֵ֔ל בִּלַּע֙ כָּל־אַרְמְנֹתֶ֔יהָ שִׁחֵ֖ת מִבְצָרָ֑יו וַיֶּ֙רֶב֙ בְּבַת־יְהוּדָ֔ה תַּאֲנִיָּ֖ה וַאֲנִיָּֽה׃
6 וַיַּחְמֹ֤ס כַּגַּן֙ שֻׂכֹּ֔ו שִׁחֵ֖ת מֹועֲדֹ֑ו שִׁכַּ֨ח יְהוָ֤ה ׀ בְּצִיֹּון֙ מֹ֣ועֵד וְשַׁבָּ֔ת וַיִּנְאַ֥ץ בְּזַֽעַם־אַפֹּ֖ו מֶ֥לֶךְ וְכֹהֵֽן׃
7 זָנַ֨ח אֲדֹנָ֤י ׀ מִזְבְּחֹו֙ נִאֵ֣ר מִקְדָּשֹׁ֔ו הִסְגִּיר֙ בְּיַד־אֹויֵ֔ב חֹומֹ֖ת אַרְמְנֹתֶ֑יהָ קֹ֛ול נָתְנ֥וּ בְּבֵית־יְהוָ֖ה כְּיֹ֥ום מֹועֵֽד׃
8 חָשַׁ֨ב יְהוָ֤ה ׀ לְהַשְׁחִית֙ חֹומַ֣ת בַּת־צִיֹּ֔ון נָ֣טָה קָ֔ו לֹא־הֵשִׁ֥יב יָדֹ֖ו מִבַּלֵּ֑עַ וַיַּֽאֲבֶל־חֵ֥ל וְחֹומָ֖ה יַחְדָּ֥ו אֻמְלָֽלוּ׃
9 טָבְע֤וּ בָאָ֙רֶץ֙ שְׁעָרֶ֔יהָ אִבַּ֥ד וְשִׁבַּ֖ר בְּרִיחֶ֑יהָ מַלְכָּ֨הּ וְשָׂרֶ֤יהָ בַגֹּויִם֙ אֵ֣ין תֹּורָ֔ה גַּם־נְבִיאֶ֕יהָ לֹא־מָצְא֥וּ חָזֹ֖ון מֵיְהוָֽה׃
10 יֵשְׁב֨וּ לָאָ֤רֶץ יִדְּמוּ֙ זִקְנֵ֣י בַת־צִיֹּ֔ון הֶֽעֱל֤וּ עָפָר֙ עַל־רֹאשָׁ֔ם חָגְר֖וּ שַׂקִּ֑ים הֹורִ֤ידוּ לָאָ֙רֶץ֙ רֹאשָׁ֔ן בְּתוּלֹ֖ת יְרוּשָׁלִָֽם׃
11 כָּל֨וּ בַדְּמָעֹ֤ות עֵינַי֙ חֳמַרְמְר֣וּ מֵעַ֔י נִשְׁפַּ֤ךְ לָאָ֙רֶץ֙ כְּבֵדִ֔י עַל־שֶׁ֖בֶר בַּת־עַמִּ֑י בֵּֽעָטֵ֤ף עֹולֵל֙ וְיֹונֵ֔ק בִּרְחֹבֹ֖ות קִרְיָֽה׃
12 לְאִמֹּתָם֙ יֹֽאמְר֔וּ אַיֵּ֖ה דָּגָ֣ן וָיָ֑יִן בְּהִֽתְעַטְּפָ֤ם כֶּֽחָלָל֙ בִּרְחֹבֹ֣ות עִ֔יר בְּהִשְׁתַּפֵּ֣ךְ נַפְשָׁ֔ם אֶל־חֵ֖יק אִמֹּתָֽם׃
13 מָֽה־אֲעִידֵ֞ךְ מָ֣ה אֲדַמֶּה־לָּ֗ךְ הַבַּת֙ יְר֣וּשָׁלִַ֔ם מָ֤ה אַשְׁוֶה־לָּךְ֙ וַאֲנַֽחֲמֵ֔ךְ בְּתוּלַ֖ת בַּת־צִיֹּ֑ון כִּֽי־גָדֹ֥ול כַּיָּ֛ם שִׁבְרֵ֖ךְ מִ֥י יִרְפָּא־לָֽךְ׃
14 נְבִיאַ֗יִךְ חָ֤זוּ לָךְ֙ שָׁ֣וְא וְתָפֵ֔ל וְלֹֽא־גִלּ֥וּ עַל־עֲוֹנֵ֖ךְ לְהָשִׁ֣יב שביתך וְשָׁב֑וּתֵ֕ךְ וַיֶּ֣חֱזוּ לָ֔ךְ מַשְׂא֥וֹת שָׁ֖וְא וּמַדּוּחִֽים׃
15 סָֽפְק֨וּ עָלַ֤יִךְ כַּפַּ֙יִם֙ כָּל־עֹ֣בְרֵי דֶ֔רֶךְ שָֽׁרְקוּ֙ וַיָּנִ֣עוּ רֹאשָׁ֔ם עַל־בַּ֖ת יְרוּשָׁלִָ֑ם הֲזֹ֣את הָעִ֗יר שֶׁיֹּֽאמְרוּ֙ כְּלִ֣ילַת יֹ֔פִי מָשֹ֖וֹשׂ לְכָל־הָאָֽרֶץ׃
16 פָּצ֨וּ עָלַ֤יִךְ פִּיהֶם֙ כָּל־אֹ֣יְבַ֔יִךְ שָֽׁרְקוּ֙ וַיַּֽחַרְקוּ־שֵׁ֔ן אָמְר֖וּ בִּלָּ֑עְנוּ אַ֣ךְ זֶ֥ה הַיֹּ֛וּם שֶׁקִּוִּינֻ֖הוּ מָצָ֥אנוּ רָאִֽינוּ׃
17 עָשָׂ֨ה יְהוָ֜ה אֲשֶׁ֣ר זָמָ֗ם בִּצַּ֤ע אֶמְרָתֹו֙ אֲשֶׁ֣ר צִוָּ֣ה מִֽימֵי־קֶ֔דֶם הָרַ֖ס וְלֹ֣א חָמָ֑ל וַיְשַׂמַּ֤ח עָלַ֙יִךְ֙ אֹויֵ֔ב הֵרִ֖ים קֶ֥רֶן צָרָֽיִךְ׃
18 צָעַ֥ק לִבָּ֖ם אֶל־אֲדֹנָ֑י חֹ֣ומַת בַּת־צִיֹּ֗ון הֹורִ֨ידִי כַנַּ֤חַל דִּמְעָה֙ יֹ֤וםָם וָלַ֙יְלָה֙ אַֽל־תִּתְּנִ֣י פוּגַ֣ת לָ֔ךְ אַל־תִּדֹּ֖ם בַּת־עֵינֵֽךְ׃
19 ק֣וּמִי ׀ רֹ֣נִּי בליל בַּלַּ֗יְלָה לְרֹאשׁ֙ אַשְׁמֻרֹ֔ות שִׁפְכִ֤י כַמַּ֙יִם֙ לִבֵּ֔ךְ נֹ֖כַח פְּנֵ֣י אֲדֹנָ֑י שְׂאִ֧י אֵלָ֣יו כַּפַּ֗יִךְ עַל־נֶ֙פֶשׁ֙ עֹֽולָלַ֔יִךְ הָעֲטוּפִ֥ים בְּרָעָ֖ב בְּרֹ֥אשׁ כָּל־חוּצֹֽות׃
20 רְאֵ֤ה יְהוָה֙ וְֽהַבִּ֔יטָה לְמִ֖י עֹולַ֣לְתָּ כֹּ֑ה אִם־תֹּאכַ֨לְנָה נָשִׁ֤ים פִּרְיָם֙ עֹלֲלֵ֣י טִפֻּחִ֔ים אִם־יֵהָרֵ֛ג בְּמִקְדַּ֥שׁ אֲדֹנָ֖י כֹּהֵ֥ן וְנָבִֽיא׃
21 שָׁכְב֨וּ לָאָ֤רֶץ חוּצֹות֙ נַ֣עַר וְזָקֵ֔ן בְּתוּלֹתַ֥י וּבַחוּרַ֖י נָפְל֣וּ בֶחָ֑רֶב הָרַ֙גְתָּ֙ בְּיֹ֣ום אַפֶּ֔ךָ טָבַ֖חְתָּ לֹ֥א חָמָֽלְתָּ׃
22 תִּקְרָא֩ כְיֹ֨ום מֹועֵ֤ד מְגוּרַי֙ מִסָּבִ֔יב וְלֹ֥א הָיָ֛ה בְּיֹ֥ום אַף־יְהוָ֖ה פָּלִ֣יט וְשָׂרִ֑יד אֲשֶׁר־טִפַּ֥חְתִּי וְרִבִּ֖יתִי אֹיְבִ֥י כִלָּֽם׃
Capítulo 3
LBLA
1 Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su furor.
2 El me ha guiado y me ha hecho andar en tinieblas y no en luz.
3 Ciertamente contra mí El vuelve su mano todo el día.
4 Ha consumido mi carne y mi piel, ha quebrantado mis huesos.
5 Ha edificado contra mí y me ha rodeado de hiel y de trabajo.
6 Me ha puesto en lugares tenebrosos, como los que hace tiempo están muertos.
7 Me ha cercado para que no salga; ha hecho pesadas mis cadenas.
8 Aun cuando clamo y pido auxilio, El cierra el paso a mi oración.
9 Ha cerrado mis caminos con piedras labradas; ha torcido mis senderos.
10 Es para mí como oso al acecho, como león en escondrijos.
11 Ha desviado mis caminos y me ha despedazado; me ha dejado desolado.
12 Ha tensado su arco y me ha puesto como blanco para la flecha.
13 Ha hecho que las saetas de su aljaba penetren en mis riñones.
14 He sido el hazmerreír de todo mi pueblo, su canción de burla todo el día.
15 El me ha llenado de amargura, me ha saturado de ajenjo.
16 Ha hecho pedazos mis dientes con cascajo; me ha revolcado en ceniza.
17 Mi alma ha sido excluida de la paz; he olvidado la felicidad.
18 Y digo: Se ha acabado mi vigor, y mi esperanza en el Señor.
19 Acuérdate de mi aflicción y de mi vagar, del ajenjo y de la amargura.
20 Lo recuerdo bien, y mi alma desfallece dentro de mí.
21 Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza:
22 Las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades;
23 son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!
24 Mi porción es el Señor—dice mi alma—por tanto, en El esperaré.
25 Bueno es el Señor para los que en El esperan, para el alma que Lo busca.
26 Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor.
27 Bueno es para el hombre llevar el yugo en su juventud.
28 Que se siente solo y calle cuando El se lo haya impuesto.
29 Que ponga su boca en el polvo; quizá haya esperanza.
30 Que dé la mejilla al que lo hiere; que se harte de afrentas.
31 Porque el Señor no desecha para siempre;
32 pues si aflige, también se compadece según la grandeza de Su misericordia.
33 Porque El no aflige ni entristece de corazón a los hijos de los hombres.
34 Cuando alguno aplasta bajo sus pies a todos los prisioneros de la tierra,
35 cuando tuerce el derecho de un hombre en presencia del Altísimo,
36 cuando defrauda a un hombre en su pleito, ¿no lo ve el Señor?
37 ¿Quién es el que habla y así sucede, a menos que el Señor lo haya ordenado?
38 ¿No proceden de la boca del Altísimo tanto el mal como el bien?
39 ¿Por qué ha de quejarse el hombre vivo? Quejese cada uno por sus pecados.
40 Escudriñemos nuestros caminos y examinémoslos, y volvamos al Señor.
41 Alcemos nuestro corazón y nuestras manos hacia Dios en el cielo:
42 Nosotros hemos pecado y nos hemos rebelado; Tú no has perdonado.
43 Te has cubierto de ira y nos has perseguido; has matado sin piedad.
44 Te has cubierto con una nube para que no pase la oración.
45 Como escoria y como desecho nos has puesto en medio de los pueblos.
46 Todos nuestros enemigos han abierto su boca contra nosotros.
47 Terror y trampa nos han sobrevenido, desolación y destrucción.
48 Arroyos de agua corren de mis ojos por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.
49 Mis ojos fluyen y no cesan, porque no hay alivio,
50 hasta que el Señor mire y vea desde los cielos.
51 Mis ojos causan dolor a mi alma por todas las hijas de mi ciudad.
52 Sin causa mis enemigos me han cazado como a un pájaro.
53 Han echado mi vida a la fosa y han arrojado piedras sobre mí.
54 Aguas han cubierto mi cabeza; dije: Estoy acabado.
55 Invoqué tu nombre, oh Señor, desde la fosa profunda.
56 Tú has oído mi voz: No cierres tus oídos a mi clamor por socorro.
57 Tú te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas.
5858 Oh Señor, has defendido la causa de mi alma, has redimido mi vida.
59 Oh Señor, has visto mi afrenta; juzga mi causa.
60 Has visto toda su venganza, todos sus planes contra mí.
61 Oh Señor, has oído sus insultos, todos sus planes contra mí,
62 los dichos de mis adversarios y sus murmullos contra mí todo el día.
63 Mira su sentarse y su levantarse; soy el blanco de su burla.
64 Oh Señor, les darás su retribución conforme a la obra de sus manos.
65 Les darás dureza de corazón, tu maldición sobre ellos.
66 Los perseguirás en ira y los destruirás de bajo de los cielos del Señor.
WLC
1 אֲנִ֤י הַגֶּ֙בֶר֙ רָאָ֣ה עֳנִ֔י בְּשֵׁ֖בֶט עֶבְרָתֹֽו׃
2 אֹותִ֥י נָהַ֛ג וַיֹּלַ֖ךְ חֹ֥שֶׁךְ וְלֹא־אֹֽור׃
3 אַ֣ךְ בִּ֥י יָשֻׁ֛ב יַהֲפֹ֥ךְ יָדֹ֖ו כָּל־הַיֹּֽום׃
4 בִּלָּ֤ה בְשָׂרִי֙ וְעֹורִ֔י שִׁבַּ֖ר עַצְמֹותָֽי׃
5 בָּנָ֥ה עָלַ֛י וַיַּקַּ֖ף רֹ֥אשׁ וּתְלָאָֽה׃
6 בְּמַחֲשַׁכִּ֥ים הֹושִׁיבַ֖נִי כְּמֵתֵ֥י עֹולָֽם׃
7 גָּדַ֧ר בַּעֲדִ֛י וְלֹ֥א אֵצֵ֖א הִכְבִּ֥יד נְחָשְׁתִּֽי׃
8 גַּ֣ כִּ֤י אֶזְעַק֙ וַאֲשַׁוֵּ֔עַ שָׂתַ֖ם תְּפִלָּתִֽי׃
9 גָּדַ֤ר דְּרָכַי֙ בְּגָזִ֔ית נְתִיבֹתַ֖י עִוָּֽה׃
10 דֹּ֣ב אֹרֵ֥ב הוּא֙ לִ֔י אֲרִ֖י בְּמִסְתָּרִֽים׃
11 דְּרָכַ֥י סֹורֵ֛ר וַֽיְפַשְּׁחֵ֖נִי שָׂמַ֥נִי שֹׁמֵֽם׃
12 דָּרַ֤ךְ קַשְׁתֹּו֙ וַיַּצִּיבֵ֔נִי כַּמַּטָּרָ֖א לַחֵֽץ׃
13 הֵבִיא֙ בְּכִלְיֹתָ֔י בְּנֵ֖י אַשְׁפָּתֹֽו׃
14 הָיִ֤יתִי שְּׂחֹק֙ לְכָל־עַמִּ֔י נְגִינָתָ֖ם כָּל־הַיֹּֽום׃
15 הִשְׂבִּיעַ֥נִי בַמְּרֹרִ֖ים הִרְוַ֥נִי לַעֲנָֽה׃
16 וַיַּגְרֵ֤ס בֶּֽחָצָץ֙ שִׁנָּ֔י הִכְפִּישַׁ֖נִי בָּאֵֽפֶר׃
17 וַתִּזְנַ֧ח מִשָּׁלֹ֛ום נַפְשִׁ֖י נָשִׁ֥יתִי טֹובָֽה׃
18 וָאֹמַר֙ אָבַ֣ד נִצְחִ֔י וְתֹוחַלְתִּ֖י מֵיְהוָֽה׃
19 זְכָר־עָנְיִ֥י וּמְרוּדִ֖י לַעֲנָ֥ה וָרֹֽאשׁ׃
20 זָכֹ֣ור תִּזְכֹּ֔ור ותשיח ותשיח וְתָשׁ֥וֹחַ עָלַ֖י נַפְשִֽׁי׃
21 זֹ֛את אָשִׁ֥יב אֶל־לִבִּ֖י עַל־כֵּ֥ן אֹוחִֽיל׃
22 חַֽסְדֵ֤י יְהוָה֙ כִּ֣י לֹא־תָ֔מְנוּ כִּ֥י לֹא־כָל֖וּ רַחֲמָֽיו׃
23 חֲדָשִׁים֙ לַבְּקָרִ֔ים רַבָּ֖ה אֱמוּנָתֶֽךָ׃
24 חֶלְקִ֤י יְהוָה֙ אָמְרָ֣ה נַפְשִׁ֔י עַל־כֵּ֖ן אֹוחִ֥יל לֹֽו׃
25 טֹ֤וב יְהוָה֙ לְקֹוָ֔ו לְנֶ֖פֶשׁ תִּדְרְשֶֽׁנּוּ׃
26 טֹ֤וב וְיָחִיל֙ וְדוּמָ֔ם לִתְשׁוּעַ֖ת יְהוָֽה׃
27 טֹ֣וב לַגֶּ֔בֶר כִּֽי־יִשָּׂ֥א עֹ֖ל בִּנְעוּרָֽיו׃
28 יֵשֵׁ֤ב בָּדָד֙ וְיִדֹּ֔ם כִּ֥י נָטַ֖ל עָלָֽיו׃
29 יִתֵּ֤ן בֶּֽעָפָר֙ פִּ֔יהוּ אוּלַ֖י יֵ֥שׁ תִּקְוָֽה׃
30 יִתֵּ֧ן לְמַכֵּ֛הוּ לֶ֖חִי יִשְׂבַּ֣ע בְּחֶרְפָּֽה׃
31 כִּ֣י לֹ֥א יִזְנַ֛ח לְעֹולָ֖ם אֲדֹנָֽי׃
32 כִּ֣י אִם־הֹוגָ֔ה וְרִחַ֖ם כְּרֹ֥ב חסדו חֲסָדָֽיו׃
33 כִּ֣י לֹ֤א עִנָּה֙ מִלִּבֹּ֔ו וַיַּגֶּ֖ה בְּנֵי־אִֽישׁ׃
34 לְדַכֵּא֙ תַּ֣חַת רַגְלָ֔יו כֹּ֖ל אֲסִ֥ירֵי אָֽרֶץ׃
35 לְהַטֹּות֙ מִשְׁפַּט־גָּ֔בֶר נֶ֖גֶד פְּנֵ֥י עֶלְיֹֽון׃
36 לְעַוֵּ֤ת אָדָם֙ בְּרִיבֹ֔ו אֲדֹנָ֖י לֹ֥א רָאָֽה׃
37 מִ֣י זֶ֣ה אָמַ֣ר וַתֶּ֔הִי אֲדֹנָ֖י לֹ֥א צִוָּֽה׃
38 מִפִּ֤י עֶלְיוֹן֙ לֹ֣א תֵצֵ֔א הָרָעֹ֖ות וְהַטֹּֽוב׃
39 מַה־יִּתְאוֹנֵן֙ אָדָ֣ם חָ֔י גֶּ֖בֶר עַל־חֲטָאָֽיו׃
40 נַחְפְּשָׂ֤ה דְרָכֵ֙ינוּ֙ וְֽנַחְקֹ֔רָה וְנָשׁ֖וּבָה עַד־יְהוָֽה׃
41 נִשָּׂ֤א לְבָבֵ֙נוּ֙ אֶל־כַּפָּ֔יִם אֶל־אֵ֖ל בַּשָּׁמָֽיִם׃
42 נַ֤חְנוּ פָשַׁ֙עְנוּ֙ וּמָרִ֔ינוּ אַתָּ֖ה לֹ֥א סָלָֽחְתָּ׃
43 סַכֹּ֤תָה בָאַף֙ וַֽתִּרְדְּפֵ֔נוּ הָרַ֖גְתָּ לֹ֥א חָמָֽלְתָּ׃
44 סַכֹּ֤ותָה בֶֽעָנָן֙ לָ֔ךְ מֵעֲבֹ֖ר תְּפִלָּֽה׃
45 סְחִ֧י וּמָאֹ֛וס תְּשִׂימֵ֖נוּ בְּקֶ֥רֶב הָעַמִּֽים׃
46 פָּצ֥וּ עָלֵ֛ינוּ פִּיהֶ֖ם כָּל־אֹיְבֵֽינוּ׃
47 פַּ֧חַד וָפַ֛חַת הָ֥יָה לָ֖נוּ הַשֵּׁ֥את וְהַשָּֽׁבֶר׃
48 פַּלְגֵי־מַ֙יִם֙ תֵּרַ֣ד עֵינִ֔י עַל־שֶׁ֖בֶר בַּת־עַמִּֽי׃
49 עֵינִ֧י נִגְּרָ֛ה וְלֹ֥א תִדְמֶ֖ה מֵאֵ֥ין הֲפֻגֹֽות׃
50 עַד־יַשְׁקִ֣יף וְיֵ֔רֶא יְהוָ֖ה מִשָּׁמָֽיִם׃
51 עֵינִי֙ עֽוֹלְלָ֣ה לְנַפְשִׁ֔י מִכֹּ֖ל בְּנֹ֥ות עִירִֽי׃
52 צ֥וֹד צָד֛וּנִי כַּצִּפֹּ֖ור אֹיְבַ֥י חִנָּֽם׃
53 צָֽמְת֤וּ בַבּוֹר֙ חַיָּ֔י וַיַּדּוּ־אֶ֖בֶן בִּֽי׃
54 צָֽפוּ־מַ֥יִם עַל־רֹאשִׁ֖י אָמַ֥רְתִּי נִגְזָֽרְתִּי׃
55 קָרָ֤אתִי שִׁמְךָ֙ יְהוָ֔ה מִבּ֖וֹר תַּחְתִּיּֽוֹת׃
56 קוֹלִ֖י שָׁמָ֑עְתָּ אַל־תַּעְלֵ֧ם אָזְנְךָ֛ לְרַוְחָתִ֖י לְשַׁוְעָתִֽי׃
57 קָרַ֙בְתָּ֙ בְּיֹ֣ום אֶקְרָאֶ֔ךָּ אָמַ֖רְתָּ אַל־תִּירָֽא׃
58 רַ֧בְתָּ אֲדֹנָ֛י רִיבֵ֥י נַפְשִׁ֖י גָּאַ֥לְתָּ חַיָּֽי׃
59 רָאִ֤יתָה יְהוָה֙ עַוָּ֣תָתִ֔י שָׁפְטָ֖ה מִשְׁפָּטִֽי׃
60 רָאִ֙יתָה֙ כָּל־נִקְמָתָ֔ם כָּל־מַחְשְׁבֹתָ֖ם לִֽי׃
61 שָׁמַ֤עְתָּ חֶרְפָּתָם֙ יְהוָ֔ה כָּל־מַחְשְׁבֹתָ֖ם עָלָֽי׃
62 שִׂפְתֵ֤י קָמַי֙ וְהֶגְיֹונָ֔ם עָלַ֖י כָּל־הַיֹּֽום׃
63 שִׁבְתָּ֤ם וְקִֽימָתָם֙ הַבִּ֔יטָה אֲנִ֖י מַנְגִּינָתָֽם׃
64 תָּשִׁ֨יב לָהֶ֥ם גְּמ֛וּל יְהוָ֖ה כְּמַעֲשֵׂ֥ה יְדֵיהֶֽם׃
65 תִּתֵּ֤ן לָהֶם֙ מְגִנַּת־לֵ֔ב תַּאֲלָֽתְךָ֖ לָהֶֽם׃
66 תִּרְדֹּ֤ף בְּאַף֙ וְתַשְׁמִידֵ֔ם מִתַּ֖חַת שְׁמֵ֥י יְהוָֽה׃
Capítulo 4
LBLA
1 ¡Cómo se ha empañado el oro! ¡Cómo ha cambiado el oro puro! Las piedras sagradas yacen esparcidas por las esquinas de todas las calles.
2 Los preciosos hijos de Sión, estimados como oro puro, ¡cómo son tenidos por vasijas de barro, obra de manos de alfarero!
3 Hasta los chacales presentan la ubre, amamantan a sus cachorros; la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel como los avestruces en el desierto.
4 La lengua del niño de pecho se pega por la sed a su paladar; los pequeñitos piden pan, pero no hay quien se lo parta.
5 Los que comían manjares delicados perecen en las calles; los que se criaron en púrpura se abrazan a los montones de basura.
6 Porque la iniquidad de la hija de mi pueblo es mayor que el pecado de Sodoma, que fue destruida en un momento, sin que le rodearan manos.
7 Sus príncipes eran más puros que la nieve, más blancos que la leche; más rubios eran sus cuerpos que el coral, su talle como zafiro.
8 Más oscuro que el hollín es su aspecto; no son reconocidos en las calles; su piel está pegada a sus huesos, seca como un palo.
9 Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos por hambre, porque éstos se consumen, traspasados por falta de los frutos del campo.
10 Las manos de mujeres compasivas cocieron a sus hijos; éstos les sirvieron de alimento en el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.
11 El Señor ha saciado su ira, ha derramado el ardor de su enojo; ha encendido fuego en Sión que ha consumido sus cimientos.
12 No creyeron los reyes de la tierra, ni todos los habitantes del mundo, que adversario y enemigo entraría por las puertas de Jerusalén.
13 Por los pecados de sus profetas, por las iniquidades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella la sangre de los justos.
14 Vagaban como ciegos por las calles, contaminados de sangre, de modo que nadie podía tocar sus vestidos.
15 ¡Apartaos! ¡Inmundos!—les gritaban— ¡Apartaos, apartaos, no toquéis! Cuando huyeron y vagaron, se dijo entre las naciones: No habitarán más aquí.
16 La presencia del Señor los ha dispersado; no los mirará más. No respetaron a los sacerdotes, no tuvieron compasión de los ancianos.
17 Aún nuestros ojos desfallecían, esperando en vano nuestra ayuda; en nuestra atalaya esperábamos a una nación que no podía salvar.
18 Acechaban nuestros pasos para que no anduviéramos por nuestras plazas; se acercaba nuestro fin, se cumplían nuestros días, porque había llegado nuestro fin.
19 Más veloces fueron nuestros perseguidores que las águilas del cielo; sobre los montes nos persiguieron, en el desierto nos tendieron emboscadas.
20 El aliento de nuestras vidas, el ungido del Señor, fue capturado en sus fosas, aquel de quien dijimos: Bajo su sombra viviremos entre las naciones.
21 Regocíjate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en la tierra de Uz; también a ti te pasará la copa, te embriagarás y te desnudarás.
22 Terminó tu castigo, oh hija de Sión; El no te llevará más al destierro. Castigará tu iniquidad, oh hija de Edom; descubrirá tus pecados.
WLC
1 אֵיכָה֙ יוּעַ֣ זָהָ֔ב יִשְׁנֶ֖א הַכֶּ֣תֶם הַטֹּ֑וב תִּשְׁתַּפֵּ֙כְנָה֙ אַבְנֵי־קֹ֔דֶשׁ בְּרֹ֖אשׁ כָּל־חוּצֹֽות׃
2 בְּנֵ֤י צִיֹּון֙ הַיְקָרִ֔ים הַמְסֻלָּאִ֖ים בַּפָּ֑ז אֵיכָ֤ה נֶחְשְׁבוּ֙ לְנִבְלֵי־חֶ֔רֶשׂ מַעֲשֵׂ֖ה יְדֵ֥י יֹוצֵֽר׃
3 גַּם־תנין תַּנִּים֙ חָ֣לְצוּ שַׁ֔ד הֵינִ֖יקוּ גּוּרֵיהֶ֑ן בַּת־עַמִּ֣י לְאַכְזָ֔ר כי ענים כַּיְעֵנִ֖ים בַּמִּדְבָּר׃
4 דָּבַ֨ק לְשׁ֥וֹן יוֹנֵ֛ק אֶל־חִכּ֖וֹ בַּצָּמָ֑א עֽוֹלָלִים֙ שָׁ֣אֲלוּ לֶ֔חֶם פֹּרֵ֖שׂ אֵ֥ין לָהֶֽם׃
5 הָאֹֽכְלִים֙ לְמַ֣עֲדַנִּ֔ים נָשַׁ֖מּוּ בַּחוּצֹ֑ות הָאֱמֻנִים֙ עֲלֵ֣י תוֹלָ֔ע חִבְּק֖וּ אַשְׁפַּתּֽוֹת׃
6 וַיִּגְדַּל֙ עֲוֹ֣ן בַּת־עַמִּ֔י מֵחַטַּ֖את סְדֹ֑ם הַֽהֲפוּכָ֣ה כְמוֹ־רָ֔גַע וְלֹא־חָ֥לוּ בָ֖הּ יָדָֽיִם׃
7 זַכּ֤וּ נְזִירֶ֙יהָ֙ מִשֶּׁ֔לֶג צַח֖וּ מֵחָלָ֑ב אָ֤דְמוּ עֶ֙צֶם֙ מִפְּנִינִ֔ים סַפִּ֖יר גִּזְרָתָֽם׃
8 חָשַׁ֤ךְ מִשְּׁחוֹר֙ תָּֽאֳרָ֔ם לֹ֥א נִכְּר֖וּ בַּחוּצֹ֑ות צָפַ֤ד עוֹרָם֙ עַל־עַצְמָ֔ם יָבֵ֖שׁ הָיָ֥ה כָעֵֽץ׃
9 טוֹבִ֤ים הָיוּ֙ חַלְלֵי־חֶ֔רֶב מֵֽחַלְלֵ֖י רָעָ֑ב שֶׁ֣הֵ֤ם יָז֙וּבוּ֙ מְדֻקָּרִ֔ים מִתְּנוּבֹ֖ת שָׂדָֽי׃
10 יְדֵ֗י נָשִׁים֙ רַחֲמָ֣נִיּ֔וֹת בִּשְּׁל֖וּ יַלְדֵיהֶ֑ן הָי֤וּ לְבָרוֹת֙ לָ֔מוֹ בְּשֶׁ֖בֶר בַּת־עַמִּֽי׃
11 כִּלָּ֤ה יְהוָה֙ אֶת־חֲמָתֹ֔ו שָׁפַ֖ךְ חֲרֹ֣ון אַפֹּ֑ו וַיַּצֶּת־אֵ֣שׁ בְּצִיֹּ֔ון וַתֹּ֖אכַל יְסֹדֹתֶֽיהָ׃
12 לֹ֤א הֶאֱמִ֙ינוּ֙ מַלְכֵי־אֶ֔רֶץ וכל יֹשְׁבֵ֖י תֵבֵ֑ל כִּ֤י יָבֹא֙ צַ֣ר וְאֹויֵ֔ב בְּשַׁעֲרֵ֖י יְרוּשָׁלִָֽם׃
13 מֵֽחַטֹּ֣את נְבִיאֶ֔יהָ עֲוֹנֹ֖ת כֹּהֲנֶ֑יהָ הַשֹּׁפְכִ֥ים בְּקִרְבָּ֖הּ דַּ֥ם צַדִּיקִֽים׃
14 נָע֤וּ עִוְרִים֙ בַּֽחוּצֹ֔ות נְגֹֽאֲל֖וּ בַּדָּ֑ם בְּלֹ֣א יֽוּכְל֔וּ יִגְּע֖וּ בִּלְבֻשֵׁיהֶֽם׃
15 ס֣וּרוּ טָמֵ֞א קָ֣רְאוּ לָ֗מוֹ ס֤וּרוּ ס֙וּרוּ֙ אַל־תִּגָּ֔עוּ כִּ֥י נָצ֖וּ גַּם־נָ֑עוּ אָֽמְרוּ֙ בַּגֹּויִ֔ם לֹ֥א יֹוסִ֖יפוּ לָגֽוּר׃
16 פְּנֵ֤י יְהוָה֙ חִלְּקָ֔ם לֹ֥א יֹוסִ֖יף לְהַבִּיטָ֑ם פְּנֵ֤י כֹהֲנִים֙ לֹ֣א נָשָׂ֔א זְקֵנִ֖ים לֹ֥א חָנָֽנוּ׃
17 עוֹדֵ֙ינוּ֙ תִּכְלֶ֣ינָה עֵינֵ֔ינוּ אֶל־עֶזְרָתֵ֖נוּ הָ֑בֶל בִּצְפִיָּתֵ֣נוּ צִפִּ֔ינוּ אֶל־גֹּ֖וי לֹ֥א יֹושִֽׁעַ׃
18 צָד֣וּ צְעָדֵ֔ינוּ מִלֶּ֖כֶת בִּרְחֹבֹתֵ֑ינוּ קָרַ֥ב קִצֵּ֛ינוּ מָלְא֥וּ יָמֵ֖ינוּ כִּי־בָ֥א קִצֵּֽינוּ׃
19 קַלִּ֤ים הָיוּ֙ רֹדְפֵ֔ינוּ מִנִּשְׁרֵ֖י שָׁמָ֑יִם עַל־הֶהָרִ֣ים דְּלָקֻ֔נוּ בַּמִּדְבָּ֖ר אָ֥רְבוּ לָֽנוּ׃
20 ר֤וּחַ אַפֵּ֙ינוּ֙ מְשִׁ֣יחַ יְהוָ֔ה נִלְכַּ֖ד בִּשְׁחִיתֹתָ֑ם אֲשֶׁ֣ר אָמַ֔רְנוּ בְּצִלֹּ֖ו נִֽחְיֶ֥ה בַגֹּויִֽם׃
21 שִׂ֤ישִׂי וְשִׂמְחִי֙ בַּת־אֱדֹ֔ום יֹושֶׁ֖בֶת בְּאֶ֣רֶץ ע֑וּץ גַּם־עָלַ֙יִךְ֙ תַּעֲבָר־כֹּ֔וס תִּשְׁכְּרִ֖י וְתִתְעָרִֽי׃
22 תַּם־עֲוֹנֵךְ֙ בַּת־צִיֹּ֔ון לֹ֥א יֹוסִ֖יף לְהַגְלֹותֵ֑ךְ פָּקַ֤ד עֲוֹנֵךְ֙ בַּת־אֱדֹ֔ום גִּלָּ֖ה עַל־חַטֹּאתָֽיִךְ׃
Capítulo 5
LBLA
1 Acuérdate, oh Señor, de lo que nos ha sucedido; mira y ve nuestro oprobio.
2 Nuestra heredad ha pasado a extraños, nuestras casas a forasteros.
3 Hemos quedado huérfanos, sin padre; nuestras madres son como viudas.
4 Hemos bebido nuestra agua por dinero, nuestra leña nos ha venido por precio.
5 Se nos ha perseguido hasta el cuello; estamos cansados y no se nos da reposo.
6 Hemos extendido la mano a Egipto y a Asiria para saciarnos de pan.
7 Nuestros padres pecaron y ya no existen, y nosotros cargamos con sus iniquidades.
8 Esclavos se enseñorearon de nosotros; no había quien nos librara de su mano.
9 Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan, ante la espada del desierto.
10 Nuestra piel se ha ennegrecido como un horno a causa del ardor del hambre.
11 Violaron a las mujeres en Sión, a las vírgenes en las ciudades de Judá.
12 Príncipes fueron colgados por sus manos; los ancianos no fueron respetados.
13 Los jóvenes llevaron la piedra de molino, y los muchachos tropezaron bajo la carga de leña.
14 Los ancianos han dejado la puerta de la ciudad, los jóvenes han dejado su música.
15 Ha cesado el gozo de nuestro corazón; nuestra danza se ha convertido en luto.
16 Ha caído la corona de nuestra cabeza; ¡ay de nosotros, porque hemos pecado!
17 Por esto nuestro corazón está enfermo; por esto se han entenebrecido nuestros ojos:
18 por el monte de Sión que está desolado; zorras andan por él.
19 Tú, oh Señor, reinas para siempre; tu trono permanece de generación en generación.
20 ¿Por qué nos olvidas para siempre, nos abandonas por tan largo tiempo?
21 Restáuranos a ti, oh Señor, para que volvamos; renueva nuestros días como en tiempos pasados.
22 A menos que nos hayas rechazado por completo, y estés enojado con nosotros sobremanera.
WLC
1 זְכֹ֤ר יְהוָה֙ מֶֽה־הָ֣יָה לָ֔נוּ הביט הַבִּ֖יטָה אֶת־חֶרְפָּתֵֽנוּ׃
2 נַחֲלָתֵ֙נוּ֙ נֶֽהֶפְכָ֣ה לְזָרִ֔ים בָּתֵּ֖ינוּ לְנָכְרִֽים׃
3 יְתֹומִ֤ים הָיִ֙ינוּ֙ אין אָ֣ב אִמֹּתֵ֔ינוּ כְּאַלְמָנֹֽות׃
4 מֵימֵ֙ינוּ֙ בְּכֶ֣סֶף שָׁתִ֔ינוּ עֵצֵ֖ינוּ בִּמְחִ֥יר יָבֹֽאוּ׃
5 עַ֤ל צַוָּארֵ֙נוּ֙ נִרְדָּ֔פְנוּ יָגַ֖עְנוּ לא וְלֹ֥א הֽוּנַ֖ח לָֽנוּ׃
6 מִצְרַ֙יִם֙ נָתַ֣נּוּ יָ֔ד אַשּׁ֖וּר לִשְׂבֹּ֥עַֽ לָֽחֶם׃
7 אֲבֹתֵ֤ינוּ חָֽטְאוּ֙ אינם אֵינָ֔ם וַאֲנַ֖חְנוּ עֲוֹנֹתֵיהֶ֥ם סָבָֽלְנוּ׃
8 עֲבָדִים֙ מָ֣שְׁלוּ בָ֔נוּ פֹּרֵ֖ק אֵ֥ין מִיָּדָֽם׃
9 בְּנַפְשֵׁ֙נוּ֙ נָבִ֣יא לַחְמֵ֔נוּ מִפְּנֵ֖י חֶ֥רֶב הַמִּדְבָּֽר׃
10 עֹורֵ֙נוּ֙ כְּתַנּ֣וּר נִכְמָ֔רוּ מִפְּנֵ֖י זַלְעֲפֹ֥ות רָעָֽב׃
11 נָשִׁים֙ בְּצִיֹּ֣ון עִנּ֔וּ בְּתֻלֹ֖ת בְּעָרֵ֥י יְהוּדָֽה׃
12 שָׂרִים֙ בְּיָדָ֣ם נִתְל֔וּ פְּנֵ֥י זְקֵנִ֖ים לֹ֥א נֶהְדָּֽרוּ׃
13 בַּחוּרִים֙ טְחֹ֣ון נָשָׂ֔אוּ וּנְעָרִ֖ים בָּעֵ֥ץ כָּשָֽׁלוּ׃
14 זְקֵנִים֙ מִשַּׁ֣עַר שָׁבָ֔תוּ בַּחוּרִ֖ים מִנְּגִינָתָֽם׃
15 שָׁבַת֙ מְשׂ֣וֹשׂ לִבֵּ֔נוּ נֶהְפַּ֥ךְ לְאֵ֖בֶל מְחֹלֵֽנוּ׃
16 נָֽפְלָה֙ עֲטֶ֣רֶת רֹאשֵׁ֔נוּ אֽוֹי־נָ֥א לָ֖נוּ כִּ֥י חָטָֽאנוּ׃
17 עַל־זֶ֗ה הָיָ֤ה דָוֶה֙ לִבֵּ֔נוּ עַל־אֵ֖לֶּה חָשְׁכ֥וּ עֵינֵֽינוּ׃
18 עַ֤ל הַר־צִיֹּון֙ שֶׁשָּׁמֵ֔ם שׁוּעָלִ֖ים הִלְּכוּ־בֹֽו׃
19 אַתָּ֤ה יְהוָה֙ לְעוֹלָ֣ם תֵּשֵׁ֔ב כִּסְאֲךָ֖ לְדֹ֥ר וָדֹֽר׃
20 לָ֤מָּה לָנֶ֙צַח֙ תִּשְׁכָּחֵ֔נוּ תַּֽעַזְבֵ֖נוּ לְאֹ֥רֶךְ יָמִֽים׃
21 הֲשִׁיבֵ֨נוּ יְהוָ֤ה ׀ אֵלֶ֙יךָ֙ ונשוב וְנָשׁ֔וּבָה חַדֵּ֥שׁ יָמֵ֖ינוּ כְּקֶֽדֶם׃
22 כִּ֚י אִם־מָאֹ֣ס מְאַסְתָּ֔נוּ קָצַ֥פְתָּ עָלֵ֖ינוּ עַד־מְאֹֽד׃