LBLA
1
Los filisteos reunieron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que
pertenece a Judá; acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.
2
Saúl y los hombres de Israel se reunieron, acamparon en el valle de Ela y se
pusieron en orden de batalla contra los filisteos.
3
Los filisteos estaban a un lado en la montaña, e Israel estaba al otro lado en la
montaña, y el valle estaba entre ellos.
4
Entonces salió del campamento de los filisteos un campeón llamado Goliat, de Gat,
cuya altura era de seis codos y un palmo.
5
Llevaba un casco de bronce en la cabeza, e iba vestido con una coraza de escamas; y
el peso de la coraza era de cinco mil siclos de bronce.
6
En las piernas tenía grebas de bronce, y una jabalina de bronce colgaba entre sus
hombros.
7
El asta de su lanza era como un rodillo de telar y la punta de su lanza pesaba
seiscientos siclos de hierro; y su escudero iba delante de él.
8
Y se paró y gritó a las filas de Israel, diciéndoles: ¿Para qué habéis salido a
poneros en orden de batalla? ¿No soy yo filisteo, y vosotros siervos de Saúl? Escogeos un hombre, y que
venga contra mí.
9
Si él puede pelear conmigo y matarme, entonces seremos vuestros siervos; pero si yo
lo venzo y lo mato, entonces vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.
10
Y añadió el filisteo: Hoy desafío a las filas de Israel; dadme un hombre para que
luchemos mano a mano.
11
Cuando Saúl y todo Israel oyeron estas palabras del filisteo, se desalentaron y tuvieron
gran temor.
12
Y David era hijo de aquel efrateo de Belén de Judá, llamado Isaí, que tenía ocho hijos. En
los días de Saúl este hombre era ya viejo, avanzado en años entre los hombres.
13
Los tres hijos mayores de Isaí habían ido tras Saúl a la guerra. Los nombres de sus tres
hijos que fueron a la guerra eran: Eliab, el primogénito, el segundo, Abinadab, y el tercero, Sama.
14
David era el menor. Y los tres mayores siguieron a Saúl.
15
David iba y volvía de donde estaba Saúl para apacentar las ovejas de su padre en
Belén.
16
Y el filisteo se acercaba mañana y tarde, y se presentó así por cuarenta días.
17
Entonces Isaí dijo a su hijo David: Toma ahora para tus hermanos un efa de este grano
tostado y estos diez panes, y llévalos rápidamente al campamento a tus hermanos.
18
Lleva también estos diez quesos al comandante de los mil, y mira cómo están tus hermanos y
trae alguna señal de ellos.
19
Pues Saúl y ellos y todos los hombres de Israel están en el valle de Ela, peleando con los
filisteos.
20
Y David se levantó muy de mañana, y dejando las ovejas con un guarda, tomó las provisiones
y se fue como Isaí le había ordenado. Llegó al círculo del campamento cuando el ejército salía en orden de
batalla, lanzando el grito de guerra.
21
Israel y los filisteos se pusieron en orden de batalla, ejército contra ejército.
22
Entonces David dejó su carga al cuidado del que guardaba el bagaje, y corrió a la línea de
batalla y entró a saludar a sus hermanos.
23
Mientras hablaba con ellos, he aquí, el campeón, el filisteo de Gat llamado Goliat, subió
de las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y David las oyó.
24
Cuando todos los hombres de Israel vieron al hombre, huyeron de él y tuvieron gran
temor.
25
Y los hombres de Israel decían: ¿Habéis visto a este hombre que sube? Ciertamente sube para
desafiar a Israel. Y será que al que lo mate, el rey lo enriquecerá con grandes riquezas, le dará su hija y hará
libre en Israel a la casa de su padre.
26
Entonces David habló a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que mate
a este filisteo y quite el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso para que desafíe a los
escuadrones del Dios viviente?
27
Y el pueblo le respondió conforme a esta palabra, diciendo: Así se hará al hombre que lo
mate.
28
Y Eliab, su hermano mayor, lo oyó mientras hablaba con los hombres; y se encendió la ira de
Eliab contra David, y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y con quién has dejado aquellas pocas ovejas en el
desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que has descendido para ver la batalla.
29
Y David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No fue sólo una pregunta?
30
Y apartándose de él hacia otro, preguntó de la misma manera; y el pueblo le respondió lo
mismo de antes.
31
Cuando fueron oídas las palabras que David había hablado, las contaron delante de Saúl, y
éste lo hizo venir.
32
Y David dijo a Saúl: No se desaliente el corazón de nadie a causa de él; tu siervo irá y
peleará con este filisteo.
33
Entonces Saúl dijo a David: No podrás ir contra este filisteo a pelear con él, porque tú
eres un muchacho y él ha sido un guerrero desde su juventud.
34
Pero David respondió a Saúl: Tu siervo apacentaba las ovejas de su padre, y cuando venía un
león o un oso y se llevaba un cordero del rebaño,
35
yo salía tras él, lo atacaba, y lo rescataba de su boca; y cuando se levantaba contra mí,
lo tomaba por la quijada, lo hería y lo mataba.
36
Tu siervo ha matado tanto al león como al oso; y este filisteo incircunciso será como uno
de ellos, porque ha desafiado a los escuadrones del Dios viviente.
37
Y añadió David: El SEÑOR que me libró de las garras del león y de las garras del oso, me
librará de la mano de este filisteo. Y Saúl dijo a David: Ve, y que el SEÑOR sea contigo.
38
Entonces Saúl vistió a David con su ropa militar, le puso un casco de bronce en la cabeza y
lo vistió con una coraza.
39
Y ciñó David la espada sobre su ropa militar y trató de andar, pero no podía, porque no
estaba acostumbrado a ellas. Entonces David dijo a Saúl: No puedo andar con esto, porque no estoy acostumbrado.
Y David se los quitó.
40
Y tomó su cayado en la mano, escogió del arroyo cinco piedras lisas y las puso en el saco
de pastor que traía, en su zurrón, y con su honda en la mano se acercó al filisteo.
41
Entonces el filisteo vino acercándose a David, con su escudero delante de él.
42
Cuando el filisteo miró y vio a David, lo tuvo en poco porque era un muchacho, rubio y de
hermoso aspecto.
43
Y el filisteo dijo a David: ¿Soy yo un perro, para que vengas contra mí con palos? Y el
filisteo maldijo a David por sus dioses.
44
También dijo el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las
fieras del campo.
45
Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo
a ti en el nombre del SEÑOR de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has
desafiado.
46
El SEÑOR te entregará hoy en mis manos, y yo te derribaré y te cortaré la cabeza. Y daré
hoy los cadáveres del ejército de los filisteos a las aves del cielo y a las fieras de la tierra, para que toda
la tierra sepa que hay Dios en Israel,
47
y para que toda esta asamblea sepa que el SEÑOR no salva con espada ni con lanza; porque la
batalla es del SEÑOR y Él os entregará en nuestras manos.
48
Y sucedió que cuando el filisteo se levantó y se fue acercando para enfrentarse a David,
éste se apresuró y corrió a la línea de batalla para enfrentarse al filisteo.
49
Y David metió su mano en el saco, tomó de allí una piedra, la lanzó con la honda, e hirió
al filisteo en la frente; la piedra se hundió en su frente, y él cayó a tierra sobre su rostro.
50
Así venció David al filisteo con una honda y una piedra, e hirió al filisteo y lo mató; mas
no había espada en la mano de David.
51
Entonces David corrió y se puso sobre el filisteo, tomó su espada, la sacó de su vaina y lo
mató, cortándole la cabeza con ella. Cuando los filisteos vieron que su campeón estaba muerto, huyeron.
52
Y los hombres de Israel y de Judá se levantaron, gritaron y persiguieron a los filisteos
hasta el valle y hasta las puertas de Ecrón. Y los filisteos heridos cayeron por el camino de Saaraim, aun hasta
Gat y Ecrón.
53
Los hijos de Israel volvieron de perseguir a los filisteos y saquearon sus
campamentos.
54
Entonces David tomó la cabeza del filisteo y la llevó a Jerusalén, pero puso las armas de
él en su tienda.
55
Cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner, el
comandante del ejército: Abner, ¿de quién es hijo este joven? Y Abner respondió: Por tu vida, oh rey, que no lo
sé.
56
Y el rey dijo: Pregunta de quién es hijo el joven.
57
Cuando David volvió de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó ante Saúl, con la cabeza
del filisteo en su mano.
58
Y Saúl le dijo: Joven, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de tu siervo
Isaí de Belén.
WLC
1
וַיַּאַסְפ֨וּ פְלִשְׁתִּ֧ים אֶת־מַחֲנֵיהֶ֛ם לַמִּלְחָמָ֖ה וַיֵּאָסְפ֣וּ
שֹׂכֹ֔ה אֲשֶׁ֣ר לִיהוּדָ֑ה וַֽיַּחֲנ֛וּ בֵּין־שׂוֹכֹ֥ה וּבֵין־עֲזֵקָ֖ה בְּאֶ֥פֶס דַּמִּֽים׃
2
וְשָׁא֤וּל וְאִֽישׁ־יִשְׂרָאֵל֙ נֶאֶסְפ֔וּ וַיַּחֲנ֖וּ בְּעֵ֣מֶק הָאֵלָ֑ה
וַיַּעַרְכ֥וּ מִלְחָמָ֖ה לִקְרַ֥את פְּלִשְׁתִּֽים׃
3
וּפְלִשְׁתִּ֞ים עֹמְדִ֤ים אֶל־הָהָר֙ מִזֶּ֔ה וְיִשְׂרָאֵ֛ל עֹמְדִ֥ים
אֶל־הָהָ֖ר מִזֶּ֑ה וְהַגַּ֖יְא בֵּינֵיהֶֽם׃
4
וַיֵּצֵ֤א אִֽישׁ־הַבֵּנַ֙יִם֙ מִמַּחֲנ֣וֹת פְּלִשְׁתִּ֔ים גָּלְיָ֥ת שְׁמ֖וֹ
מִגַּ֑ת גָּבְה֕וֹ שֵׁ֥שׁ אַמּ֖וֹת וָזָֽרֶת׃
5
וְכ֤וֹבַע נְחֹ֙שֶׁת֙ עַל־רֹאשׁ֔וֹ וְשִׁרְי֥וֹן קַשְׂקַשִּׂ֖ים ה֣וּא לָב֑וּשׁ
וּמִשְׁקַל֙ הַשִּׁרְי֔וֹן חֲמֵשֶׁת־אֲלָפִ֥ים שְׁקָלִ֖ים נְחֹֽשֶׁת׃
6
וּמִצְחַ֥ת נְחֹ֖שֶׁת עַל־רַגְלָ֑יו וְכִיד֥וֹן נְחֹ֖שֶׁת בֵּ֥ין
כְּתֵפָֽיו׃
7
וחץ וְעֵ֣ץ חֲנִית֗וֹ כִּמְנוֹר֙ אֹֽרְגִ֔ים וְלַהֶ֣בֶת חֲנִית֔וֹ
שֵׁשׁ־מֵא֥וֹת שְׁקָלִ֖ים בַּרְזֶ֑ל וְנֹשֵׂ֥א הַצִּנָּ֖ה הֹלֵ֥ךְ לְפָנָֽיו׃
8
וַֽיַּעֲמֹ֗ד וַיִּקְרָא֙ אֶל־מַעַרְכֹ֣ת יִשְׂרָאֵ֔ל וַיֹּ֣אמֶר לָהֶ֔ם
לָ֥מָּה תֵצְא֖וּ לַעֲרֹ֣ךְ מִלְחָמָ֑ה הֲל֨וֹא אָנֹכִ֤י הַפְּלִשְׁתִּי֙ וְאַתֶּ֣ם עֲבָדִ֣ים לְשָׁא֔וּל
בְּרוּ־לָכֶ֥ם אִ֖ישׁ וְיֵרֵ֥ד אֵלָֽי׃
9
אִם־יוּכַ֞ל לְהִלָּחֵ֤ם אִתִּי֙ וְהִכָּ֔נִי וְהָיִ֥ינוּ לָכֶ֖ם לַעֲבָדִ֑ים
וְאִם־אֲנִ֤י אֽוּכַל־לוֹ֙ וְהִכִּיתִ֔יו וִהְיִ֤יתֶם לָ֙נוּ֙ לַעֲבָדִ֔ים וַעֲבַדְתֶּ֖ם אֹתָֽנוּ׃
10
וַיֹּ֙אמֶר֙ הַפְּלִשְׁתִּ֔י אֲנִ֗י חֵרַ֛פְתִּי אֶת־מַעַרְכ֥וֹת יִשְׂרָאֵ֖ל
הַיּ֣וֹם הַזֶּ֑ה תְּנוּ־לִ֣י אִ֔ישׁ וְנִֽלָּחֲמָ֖ה יָֽחַד׃
11
וַיִּשְׁמַ֤ע שָׁאוּל֙ וְכָל־יִשְׂרָאֵ֔ל אֶת־דִּבְרֵ֥י הַפְּלִשְׁתִּ֖י הָאֵ֑לֶּה
וַיֵּחַ֥תּוּ וַיִּֽירְא֖וּ מְאֹֽד׃
12
וְדָוִ֡ד בֶּן־אִישׁ֩ אֶפְרָתִ֨י הַזֶּ֜ה מִבֵּ֧ית לֶ֣חֶם יְהוּדָ֗ה וּשְׁמ֤וֹ
יִשַׁי֙ וְל֣וֹ שְׁמֹנָ֣ה בָנִ֔ים וְהָאִ֛ישׁ בִּימֵ֥י שָׁא֖וּל זָקֵ֥ן בָּ֥א בַאֲנָשִֽׁים׃
13
וַיֵּ֨לְכ֜וּ שְׁלֹ֤שֶׁת בְּנֵֽי־יִשַׁי֙ הַגְּדֹלִ֔ים הָלְכ֥וּ אַחֲרֵי־שָׁא֖וּל
לַמִּלְחָמָ֑ה וְשֵׁ֣ם׀ שְׁלֹ֣שֶׁת בָּנָ֗יו אֲשֶׁ֤ר הָלְכוּ֙ בַּמִּלְחָמָ֔ה אֱלִיאָ֣ב הַבְּכ֔וֹר וּמִשְׁנֵ֙הוּ֙
אֲבִ֣ינָדָ֔ב וְהַשְּׁלִשִׁ֖י שַׁמָּֽה׃
14
וְדָוִ֖ד ה֣וּא הַקָּטָ֑ן וּשְׁלֹשָׁה֙ הַגְּדֹלִ֔ים הָלְכ֖וּ אַחֲרֵ֥י
שָׁאֽוּל׃
15
וְדָוִ֛ד הֹלֵ֥ךְ וָשָׁ֖ב מֵעַ֣ל שָׁא֑וּל לִרְע֛וֹת אֶת־צֹ֥אן אָבִ֖יו
בֵּֽית־לָֽחֶם׃
16
וַיִּגַּ֥שׁ הַפְּלִשְׁתִּ֖י הַשְׁכֵּ֣ם וְהַעֲרֵ֑ב וַיִּתְיַצֵּ֖ב אַרְבָּעִ֥ים
יֽוֹם׃
17
וַיֹּ֨אמֶר יִשַׁ֜י לְדָוִ֣ד בְּנ֗וֹ קַח־נָ֤א לְאַחֶ֙יךָ֙ אֵיפַ֤ת הַקָּלִיא֙ הַזֶּ֔ה
וַעֲשָׂרָ֥ה לֶ֖חֶם הַזֶּ֑ה וְהָרֵ֥ץ הַֽמַּחֲנֶ֖ה לְאַחֶֽיךָ׃
18
וְ֠אֵת עֲשֶׂ֨רֶת חֲרִצֵ֤י הֶֽחָלָב֙ הָאֵ֔לֶּה תָּבִ֖יא לְשַׂר־הָאָ֑לֶף
וְאֶת־אַחֶ֙יךָ֙ תִּפְקֹ֣ד לְשָׁל֔וֹם וְאֶת־עֲרֻבָּתָ֖ם תִּקָּֽח׃
19
וְשָׁא֨וּל וְהֵ֜מָּה וְכָל־אִ֣ישׁ יִשְׂרָאֵ֗ל בְּעֵ֙מֶק֙ הָֽאֵלָ֔ה נִלְחָמִ֖ים
עִם־פְּלִשְׁתִּֽים׃
20
וַיַּשְׁכֵּ֨ם דָּוִ֜ד בַּבֹּ֗קֶר וַיִּטֹּ֤שׁ אֶת־הַצֹּאן֙ עַל־שֹׁמֵ֔ר וַיִּשָּׂ֣א
וַיֵּ֔לֶךְ כַּאֲשֶׁ֥ר צִוָּ֖הוּ יִשָׁ֑י וַיָּבֹ֣א הַמַּעְגָּ֔לָה וְהַ֗חַיִל הַיֹּצֵא֙ אֶל־הַמַּ֣עֲרָכָ֔ה
וְהֵרֵ֖עוּ בַּמִּלְחָמָֽה׃
21
וַתַּעֲרֹ֤ךְ יִשְׂרָאֵל֙ וּפְלִשְׁתִּ֔ים מַעֲרָכָ֖ה לִקְרַ֥את מַעֲרָכָֽה׃
22
וַיִּטֹּ֨שׁ דָּוִ֜ד אֶת־הַכֵּלִ֣ים מֵֽעָלָ֗יו עַל־יַד֙ שׁוֹמֵ֣ר הַכֵּלִ֔ים וַיָּ֖רָץ
הַמַּעֲרָכָ֑ה וַיָּבֹ֕א וַיִּשְׁאַ֥ל לְאֶחָ֖יו לְשָׁלֽוֹם׃
23
וְה֣וּא׀ מְדַבֵּ֣ר עִמָּ֗ם וְהִנֵּ֞ה אִ֤ישׁ הַבֵּנַ֙יִם֙ עוֹלֶ֔ה גָּלְיָ֤ת
הַפְּלִשְׁתִּי֙ שְׁמ֔וֹ מִגַּ֖ת ממערות מִמַּֽעַרְכ֣וֹת פְּלִשְׁתִּ֑ים וַיְדַבֵּ֣ר כַּדְּבָרִ֤ים הָאֵ֙לֶּה֙
וַיִּשְׁמַ֖ע דָּוִֽד׃
24
וְכֹל֙ אִ֣ישׁ יִשְׂרָאֵ֔ל בִּרְאוֹתָ֖ם אֶת־הָאִ֑ישׁ וַיָּנֻ֙סוּ֙ מִפָּנָ֔יו
וַיִּֽירְא֖וּ מְאֹֽד׃
25
וַיֹּ֣אמֶר׀ אִ֣ישׁ יִשְׂרָאֵ֗ל הַרְּאִיתֶם֙ הָאִ֤ישׁ הָעֹלֶה֙ הַזֶּ֔ה כִּ֛י לְחָרֵ֥ף
אֶת־יִשְׂרָאֵ֖ל עֹלֶ֑ה וְֽהָיָ֡ה הָאִישׁ֩ אֲשֶׁר־יַכֶּ֨נּוּ יַעְשְׁרֶ֨נּוּ הַמֶּ֜לֶךְ׀ עֹ֣שֶׁר גָּד֗וֹל
וְאֶת־בִּתּוֹ֙ יִתֶּן־ל֔וֹ וְאֵ֛ת בֵּ֥ית אָבִ֖יו יַעֲשֶׂ֥ה חָפְשִׁ֖י בְּיִשְׂרָאֵֽל׃
26
וַיֹּ֣אמֶר דָּוִ֗ד אֶל־הָֽאֲנָשִׁים֮ הָעֹמְדִ֣ים עִמּוֹ֒ לֵאמֹ֗ר מַה־יֵּעָשֶׂ֞ה
לָאִ֤ישׁ אֲשֶׁ֤ר יַכֶּה֙ אֶת־הַפְּלִשְׁתִּ֣י הַלָּ֔ז וְהֵסִ֥יר חֶרְפָּ֖ה מֵעַ֣ל יִשְׂרָאֵ֑ל כִּ֣י מִ֗י
הַפְּלִשְׁתִּ֤י הֶעָרֵל֙ הַזֶּ֔ה כִּ֣י חֵרֵ֔ף מַעַרְכ֖וֹת אֱלֹהִ֥ים חַיִּֽים׃
27
וַיֹּ֤אמֶר לוֹ֙ הָעָ֔ם כַּדָּבָ֥ר הַזֶּ֖ה לֵאמֹ֑ר כֹּ֣ה יֵעָשֶׂ֔ה לָאִ֖ישׁ אֲשֶׁ֥ר
יַכֶּֽנּוּ׃
28
וַיִּשְׁמַ֞ע אֱלִיאָ֣ב אָחִ֣יו הַגָּד֗וֹל בְּדַבְּרוֹ֮ אֶל־הָאֲנָשִׁים֒
וַיִּֽחַר־אַ֨ף אֱלִיאָ֜ב בְּדָוִ֗ד וַיֹּ֙אמֶר׀ לָמָּה־זֶּ֣ה יָרַ֗דְתָּ וְעַל־מִ֨י נָטַ֜שְׁתָּ מְעַ֨ט הַצֹּ֤אן
הָהֵ֙נָּה֙ בַּמִּדְבָּ֔ר אֲנִ֧י יָדַ֣עְתִּי אֶת־זְדֹנְךָ֗ וְאֵת֙ רֹ֣עַ לְבָבֶ֔ךָ כִּ֗י לְמַ֛עַן רְא֥וֹת
הַמִּלְחָמָ֖ה יָרָֽדְתָּ׃
29
וַיֹּ֣אמֶר דָּוִ֔ד מֶ֥ה עָשִׂ֖יתִי עָ֑תָּה הֲל֖וֹא דָּבָ֥ר הֽוּא׃
30
וַיִּסֹּ֤ב מֵֽאֶצְלוֹ֙ אֶל־מ֣וּל אַחֵ֔ר וַיֹּ֖אמֶר כַּדָּבָ֣ר הַזֶּ֑ה וַיְשִׁבֻ֤הוּ
הָעָם֙ דָּבָ֔ר כַּדָּבָ֖ר הָרִאשֽׁוֹן׃
31
וַיִּשָּֽׁמְעוּ֙ הַדְּבָרִ֔ים אֲשֶׁ֥ר דִּבֶּ֖ר דָּוִ֑ד וַיַּגִּ֥דוּ לִפְנֵי־שָׁא֖וּל
וַיִּקָּחֵֽהוּ׃
32
וַיֹּ֤אמֶר דָּוִד֙ אֶל־שָׁא֔וּל אַל־יִפֹּ֥ל לֵב־אָדָ֖ם עָלָ֑יו עַבְדְּךָ֣ יֵלֵ֔ךְ
וְנִלְחַ֖ם עִם־הַפְּלִשְׁתִּ֥י הַזֶּֽה׃
33
וַיֹּ֨אמֶר שָׁא֜וּל אֶל־דָּוִ֗ד לֹ֤א תוּכַל֙ לָלֶ֙כֶת֙ אֶל־הַפְּלִשְׁתִּ֣י הַזֶּ֔ה
לְהִלָּחֵ֖ם עִמּ֑וֹ כִּי־נַ֣עַר אַ֔תָּה וְה֛וּא אִ֥ישׁ מִלְחָמָ֖ה מִנְּעֻרָֽיו׃
34
וַיֹּ֨אמֶר דָּוִ֜ד אֶל־שָׁא֗וּל רֹעֶ֨ה הָיָ֧ה עַבְדְּךָ֛ לְאָבִ֖יו בַּצֹּ֑אן וּבָ֤א
הָֽאֲרִי֙ וְאֶת־הַדּ֔וֹב וְנָשָׂ֥א שֶׂ֖ה מֵהָעֵֽדֶר׃
35
וְיָצָ֧אתִי אַחֲרָ֛יו וְהִכִּתִ֖יו וְהִצַּ֣לְתִּי מִפִּ֑יו וַיָּ֣קָם עָלַ֔י
וְהֶחֱזַ֙קְתִּי֙ בִּזְקָנ֔וֹ וְהִכִּתִ֖יו וַהֲמִיתִּֽיו׃
36
גַּ֧ם אֶת־הָאֲרִ֛י גַּם־הַדּ֖וֹב הִכָּ֣ה עַבְדֶּ֑ךָ וְ֠הָיָה הַפְּלִשְׁתִּ֨י
הֶעָרֵ֤ל הַזֶּה֙ כְּאַחַ֣ד מֵהֶ֔ם כִּ֣י חֵרֵ֔ף מַעַרְכֹ֖ת אֱלֹהִ֥ים חַיִּֽים׃
37
וַיֹּאמֶר֮ דָּוִד֒ יְהוָ֗ה אֲשֶׁ֨ר הִצִּלַ֜נִי מִיַּ֥ד הָאֲרִ֛י וּמִיַּ֥ד הַדֹּ֖ב
ה֣וּא יַצִּילֵ֔נִי מִיַּ֥ד הַפְּלִשְׁתִּ֖י הַזֶּ֑ה וַיֹּ֨אמֶר שָׁא֤וּל אֶל־דָּוִד֙ לֵ֔ךְ וַיהוָ֖ה יִהְיֶ֥ה
עִמָּֽךְ׃
38
וַיַּלְבֵּ֨שׁ שָׁא֥וּל אֶת־דָּוִ֣ד מַדָּ֗יו וְנָתַ֜ן ק֤וֹבַע נְחֹ֙שֶׁת֙ עַל־רֹאשׁ֔וֹ
וַיַּלְבֵּ֥שׁ אֹת֖וֹ שִׁרְיֽוֹן׃
39
וַיַּחְגֹּ֣ר דָּוִ֣ד אֶת־חַרְבּוֹ֩ מֵעַ֨ל לְמַדָּ֜יו וַיֹּ֣אֶל לָלֶ֗כֶת כִּ֥י
לֹֽא־נִסָּ֛ה וַיֹּ֨אמֶר דָּוִ֜ד אֶל־שָׁא֗וּל לֹ֥א אוּכַ֛ל לָלֶ֥כֶת בָּאֵ֖לֶּה כִּ֣י לֹ֣א נִסִּ֑יתִי וַיְסִרֵ֥ם
דָּוִ֖ד מֵעָלָֽיו׃
40
וַיִּקַּ֨ח מַקְל֜וֹ בְּיָד֗וֹ וַיִּבְחַר־ל֣וֹ חֲמִשָּׁ֣ה חַלֻּקֵֽי־אֲבָנִים֩
מִן־הַנַּ֨חַל וַיָּ֥שֶׂם אֹתָ֛ם בִּכְלִ֥י הָרֹעִ֛ים אֲשֶׁר־ל֖וֹ וּבַיַּלְק֑וּט וְקַלְּע֣וֹ בְיָד֔וֹ וַיִּגַּ֖שׁ
אֶל־הַפְּלִשְׁתִּֽי׃
41
וַיֵּ֖לֶךְ הַפְּלִשְׁתִּ֑י הֹלֵ֤ךְ וְקָרֵב֙ אֶל־דָּוִ֔ד וְהָאִ֛ישׁ נֹשֵׂ֥א
הַצִּנָּ֖ה לְפָנָֽיו׃
42
וַיַּבֵּ֧ט הַפְּלִשְׁתִּ֛י וַיִּרְאֶ֥ה אֶת־דָּוִ֖ד וַיִּבְזֵ֑הוּ כִּֽי־הָיָ֣ה נַ֔עַר
וְאַדְמֹנִ֖י עִם־יְפֵ֥ה מַרְאֶֽה׃
43
וַיֹּ֧אמֶר הַפְּלִשְׁתִּ֛י אֶל־דָּוִ֖ד הֲכֶ֣לֶב אָנֹ֔כִי כִּֽי־אַתָּ֥ה בָֽא־אֵלַ֖י
בַּמַּקְל֑וֹת וַיְקַלֵּ֧ל הַפְּלִשְׁתִּ֛י אֶת־דָּוִ֖ד בֵּאלֹהָֽיו׃
44
וַיֹּ֥אמֶר הַפְּלִשְׁתִּ֖י אֶל־דָּוִ֑ד לְכָ֣ה אֵלַ֔י וְאֶתְּנָה֙ אֶת־בְּשָׂ֣רְךָ֔
לְע֥וֹף הַשָּׁמַ֖יִם וּלְבֶהֱמַ֥ת הַשָּׂדֶֽה׃
45
וַיֹּ֤אמֶר דָּוִד֙ אֶל־הַפְּלִשְׁתִּ֔י אַתָּ֣ה בָּ֤א אֵלַי֙ בְּחֶ֣רֶב וּבַחֲנִ֔ית
וּבְכִיד֑וֹן וְאָנֹכִ֣י בָֽא־אֵלֶ֗יךָ בְּשֵׁם֙ יְהוָ֣ה צְבָא֔וֹת אֱלֹהֵ֛י מַעַרְכ֥וֹת יִשְׂרָאֵ֖ל אֲשֶׁ֥ר
חֵרַֽפְתָּ׃
46
הַיּ֨וֹם הַזֶּ֜ה יְסַגֶּרְךָ֣ יְהוָ֣ה׀ בְּיָדִ֗י וְהִכִּיתִ֙ךָ֙ וַהֲסִרֹתִ֤י
אֶת־רֹֽאשְׁךָ֙ מֵֽעָלֶ֔יךָ וְנָ֨תַתִּ֜י פֶּ֣גֶר מַחֲנֵ֤ה פְלִשְׁתִּים֙ הַיּ֣וֹם הַזֶּ֔ה לְע֥וֹף הַשָּׁמַ֖יִם
וּלְחַיַּ֣ת הָאָ֑רֶץ וְיֵֽדְעוּ֙ כָּל־הָאָ֔רֶץ כִּ֛י יֵ֥שׁ אֱלֹהִ֖ים לְיִשְׂרָאֵֽל׃
47
וְיֵֽדְעוּ֙ כָּל־הַקָּהָ֣ל הַזֶּ֔ה כִּֽי־לֹ֛א בְּחֶ֥רֶב וּבַחֲנִ֖ית יְהוֹשִׁ֣יעַ
יְהוָ֑ה כִּ֤י לַֽיהוָה֙ הַמִּלְחָמָ֔ה וְנָתַ֥ן אֶתְכֶ֖ם בְּיָדֵֽנוּ׃
48
וְהָיָה֙ כִּֽי־קָ֣ם הַפְּלִשְׁתִּ֔י וַיֵּ֥לֶךְ וַיִּקְרַ֖ב לִקְרַ֣את דָּוִ֑ד
וַיְמַהֵ֣ר דָּוִ֔ד וַיָּ֥רָץ הַמַּעֲרָכָ֖ה לִקְרַ֥את הַפְּלִשְׁתִּֽי׃
49
וַיִּשְׁלַ֨ח דָּוִ֤ד אֶת־יָדוֹ֙ אֶל־הַכֶּ֔לִי וַיִּקַּ֥ח מִשָּׁ֛ם אֶ֖בֶן וַיְקַלַּ֑ע
וַיַּ֤ךְ אֶת־הַפְּלִשְׁתִּי֙ אֶל־מִצְח֔וֹ וַתִּטְבַּ֤ע הָאֶ֙בֶן֙ בְּמִצְח֔וֹ וַיִּפֹּ֥ל עַל־פָּנָ֖יו
אָֽרְצָה׃
50
וַיֶּחֱזַ֨ק דָּוִ֤ד מִן־הַפְּלִשְׁתִּי֙ בַּקֶּ֣לַע וּבָאֶ֔בֶן וַיַּ֥ךְ
אֶת־הַפְּלִשְׁתִּ֖י וַיְמִיתֵ֑הוּ וְחֶ֖רֶב אֵ֥ין בְּיַד־דָּוִֽד׃
51
וַיָּ֣רָץ דָּוִ֡ד וַֽיַּעֲמֹד֩ אֶל־הַפְּלִשְׁתִּ֨י וַיִּקַּ֣ח אֶת־חַרְבּוֹ֩
וַֽיִּשְׁלְפָ֨הּ מִתַּעְרָ֜הּ וַיְמֹ֣תְתֵ֗הוּ וַיִּכְרָת־בָּ֥הּ אֶת־רֹאשׁ֖וֹ וַיִּרְא֧וּ הַפְּלִשְׁתִּ֛ים
כִּֽי־מֵ֥ת גִּבּוֹרָ֖ם וַיָּנֻֽסוּ׃
52
וַיָּקֻ֣מוּ אַנְשֵׁי֩ יִשְׂרָאֵ֨ל וִֽיהוּדָ֜ה וַיָּרִ֗עוּ וַֽיִּרְדְּפוּ֙
אֶת־הַפְּלִשְׁתִּ֔ים עַד־בּוֹאֲךָ֣ גַ֔יְא וְעַ֖ד שַׁעֲרֵ֣י עֶקְר֑וֹן וַֽיִּפְּל֞וּ חַֽלְלֵ֤י פְלִשְׁתִּים֙
בְּדֶ֣רֶךְ שַֽׁעֲרַ֔יִם וְעַד־גַּ֖ת וְעַד־עֶקְרֽוֹן׃
53
וַיָּשֻׁ֙בוּ֙ בְּנֵ֣י יִשְׂרָאֵ֔ל מִדְּלֹ֖ק אַחֲרֵ֣י פְלִשְׁתִּ֑ים וַיָּשֹׁ֖סּוּ
אֶת־מַחֲנֵיהֶֽם׃
54
וַיִּקַּ֤ח דָּוִד֙ אֶת־רֹ֣אשׁ הַפְּלִשְׁתִּ֔י וַיְבִאֵ֖הוּ יְרוּשָׁלִָ֑ם
וְאֶת־כֵּלָ֖יו שָׂ֥ם בְּאָהֳלֽוֹ׃
55
וְכִרְאוֹת֩ שָׁא֨וּל אֶת־דָּוִ֗ד יֹצֵא֙ לִקְרַ֣את הַפְּלִשְׁתִּ֔י אָמַ֗ר
אֶל־אַבְנֵר֙ שַׂ֣ר הַצָּבָ֔א בֶּן־מִי־זֶ֥ה הַנַּ֖עַר אַבְנֵ֑ר וַיֹּ֣אמֶר אַבְנֵ֔ר חֵֽי־נַפְשְׁךָ֥ הַמֶּ֖לֶךְ
אִם־יָדָֽעְתִּי׃
56
וַיֹּ֖אמֶר הַמֶּ֑לֶךְ שְׁאַ֕ל אַתָּ֖ה בֶּן־מִי־זֶ֥ה הָעָֽלֶם׃
57
וּכְשׁ֣וּב דָּוִ֗ד מֵֽהַכּוֹת֙ אֶת־הַפְּלִשְׁתִּ֔י וַיִּקַּ֤ח אֹתוֹ֙ אַבְנֵ֔ר
וַיְבִאֵ֖הוּ לִפְנֵ֣י שָׁא֑וּל וְרֹ֥אשׁ הַפְּלִשְׁתִּ֖י בְּיָדֽוֹ׃
58
וַיֹּ֤אמֶר אֵלָיו֙ שָׁא֔וּל בֶּן־מִ֥י אַתָּ֖ה הַנָּ֑עַר וַיֹּ֣אמֶר דָּוִ֔ד
בֶּֽן־עַבְדְּךָ֥ יִשַׁ֖י בֵּ֥ית הַלַּחְמִֽי׃